viernes, 15 de agosto de 2008

A un año y siguen padeciendo

Prácticamente ha pasado un año desde aquel terrible incidente. Afectó a cientos de personas en el sur de nuestro país y aún siguen padeciendo.

Todo empezó con un remezón en la ciudad de Lima, sin embargo, los estragos vendrían más adelante. ¿Cuán preparados estábamos para afrontar un desastre de este grado? A decir verdad,
el trauma todavía no ha cesado en el Sur del país y los preparativos son precarios.

Líneas congestionadas que agravaron el estado de emergencia, los saqueos constantes a los damnificados de Ica, que además de haber sufrido pérdidas familiares como materiales, tuvieron que soportar estos ataques inhumanos. Con esto no sólo refiero los acosos realizados por grupos de rateros que se han formado aprovechando este suceso, sino también a los hurtos provenientes de dirigentes y encargados de que la ayuda (víveres, utensilios, materiales, entre otros), llegara a su destino.

Pero estas son algunas de las dificultades que se han desarrollado a lo largo del periodo de rehabilitación. Por desgracia, cabe recalcar que las propuestas de ayuda no están avanzando fluidamente, lo que produce mayores malestares.

“Muros que se resisten a caer; construcciones sin techo, sin ventanas, sin puertas; esteras y plásticos amalgamados para intentar servir de vivienda…Todo esto se puede ver en Pisco”, ésta es una realidad descrita por el diario
Perú21.


Y aquí podemos apreciar que algunos siguen olvidados. Lugares donde tienen escasos recursos básicos como agua o luz, donde existen comedores populares a la intemperie, y hacen que estos sobrevivientes queden expuestos a enfermedades
que empeoran la situación.

Todo se pronuncia favorable y admirable desde el estado, manifiestan que las labores se están ejecutando efusivamente, pero en realidad es diferente. Hay quienes pronostican que a esta velocidad, todo terminará hecho en diez años.

Esperemos que este pronóstico se reduzca.
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